La masonería es una institución antigua con señas de identidad atemporales válidas y necesarias en el mundo actual. Somos conscientes del contexto histórico y social en el que trabajamos. Una sociedad muchas veces alejada del dolor ajeno con herencias deplorables de antaño que nos impiden el avance y el progreso social.Conocemos los grandes desafíos de este siglo, uno de ellos poner el conocimiento al servicio de una sociedad más justa e igualitaria en vez de que sea utilizado como carta de presentación ante los demás.
La masonería cobra sentido pleno en este marco y es de renovada modernidad. Ser iniciada en el SXXI invita a llevar sus valores a la vida profana para provocar pequeños cambios que sumados a otros pueden provocar otros más importantes.
Las mujeres de nuestra logia somos conocedoras y conscientes del papel secundario que hemos tenido en la historia. De que sus aportaciones no han recibido el necesario reconocimiento y se han silenciado de manera sistemática. De que para llegar aquí estamos en deuda con muchas mujeres que han luchado a lo largo de la historia. Pero aún persiste la necesidad de ocupar puestos de relevancia y responsabilidad en un proceso de claro empoderamiento.
En la masonería también se ha proyectado esta marginación a lo largo de todos sus momentos, tanto en la masonería operativa como en la especulativa de sus primeros años, incluidas las logias de adopción. Aún hoy en día hay Obediencias que no reconocen a las mujeres el derecho a pertenecer, un hecho que socava los principios de la francmasonería. Esa conciencia de la situación de desventaja pero también de nuestra valía, lejos de frustrarnos forma parte de nuestro bagaje y ha orientado en parte nuestra concepción del mundo, más reivindicativa y participativa.
Por eso las mujeres masonas de nuestra logia quieren contribuir a la construcción de un mundo mejor adoptando nuevas actitudes ante la vida, tenemos deseos y esperanzas de cambio y superación y estamos dispuestas sin temer los esfuerzos y sacrificios.
La masonería trabaja con amor, buena voluntad, está orientada al bien común la solidaridad que en nuestro caso también es sororidad, y tolerancia.
Para nosotras es un orgullo y una responsabilidad pero también un desafío porque ser librepensadora consciente de sí misma y en la sociedad que vivimos no es tan fácil. Para nosotras es tan importante el simbolismo de la construcción como el bagaje de ser mujeres y nuestra evolución personal se apoya en ambas cosas.
El simbolismo de la construcción es accesible a todas, independientemente de nuestra formación y nuestras experiencias vitales. A través del método masónico aprendemos de aquello que nos une pero también de lo que nos diferencia. Aprendemos a escuchar y el respeto desde el reconocimiento de la otra, eso también es una manera de dar amor.
Creemos que la cooperación es la forma más exitosa de alcanzar el progreso común. La cooperación entre mujeres tiene un significado especial sobre todo cuando se apoya en la generosidad, mente abierta, la flexibilidad en actitudes y decisiones.
En la masonería tenemos la oportunidad de experimentar en el día a día esas cosas que quedarían como palabras vacías si no se vivieran. Y en una logia de mujeres, como espacio propio, eso se puede hacer. Entre homólogas, en la afinidad, en la comprensión de nuestras vicisitudes, en la vivencia igual de las pérdidas, las alegrías… En una logia de mujeres se puede evitar la proyección de desigualdades que se dan a nivel social y las diferencias psicológicas entre hombres y mujeres en la realización del trabajo interior no son un obstáculo. Además tenemos un “saber hacer” común y diferenciado respecto a los hombres
La masonería puede ser por tanto un camino de perfeccionamiento que ha de ser revertido en la sociedad, una herramienta para toda la humanidad.
El compromiso dentro de la logia es trabajar por el bien de la logia que somos todas. Implica hacer los esfuerzos necesarios para que todo funcione de manera adecuada aunque no sea lo que una quiera para sí porque el interés del grupo está por encima del particular. El compromiso es siempre primero con una misma, libre y responsable ya que la masonería es, ante todo un camino iniciático que reconduce la mirada hacia dentro de sí, a conocerse a una misma. Desde ese reencuentro y ese reconocerse es como personas y mujeres vamos cambiando la perspectiva de lo que está fuera, los demás, la política, el trabajo, la familia. Resalta nuestro potencial de trabajar la empatía. Ese cambio sutil es el compromiso inherente a toda masona. Pero el compromiso ha de estar anclado en firmes convicciones
Ser iniciada en el SXXI supone hacerlo en otra etapa de la historia, la que nos ha tocado vivir. La naturaleza femenina es una herramienta que no es mejor ni peor sino distinta y nos permite ver y percibir el entorno de otro modo a como lo haría si fuésemos hombres. Potenciando esa naturaleza podemos mejorar como personas y mejorar nuestro entorno.
La masonería femenina puede ser por tanto un buen camino para la transformación y la logia un excelente lugar de encuentro y de trabajo para las mujeres.
Hay muchas mujeres hoy en día con inquietudes, quizá deseosas de incorporarse a un proyecto así pero no lo conocen. La masonería femenina es invisible para muchas mujeres del mismo modo que ellas lo son en muchos ámbitos de la sociedad.
Decimos que la masonería es discreta y no secreta pero ese argumento muchas veces alimenta la invisibilidad.
Si la masonería femenina, las logias, las asociaciones profanas que las sostienen no son accesibles para las mujeres nunca podrán acceder a ella ni conocerla. En el SXXI la cuestión de la accesibilidad y la visibilidad no es banal.
No vivimos en un mundo igualitario, persiste un sistema patriarcal causa de desigualdades y también culpable en parte de esa invisibilidad. Por eso se hacen necesarios actuaciones de exteriorización que permitan a las mujeres conocer y elegir si así lo desean el proyecto que nosotras elegimos un día.
Este trabajo, elaborado entre todas las que pertenecemos a esta Logia Femenina, es una muestra de ello, de que no somos invisibles y que queremos compartir con toda aquella mujer que quiera leernos y conocer algo más de esta Organización denostada durante tantos años por la dictadura en nuestro país, por el patriarcado y por el miedo a la libertad de conciencia individual, que es lo que nos hace ser mujeres libres y de buenas costumbres.